lunes, 20 de agosto de 2012

After Party: Chongazo de fuerza mayor

La no presentación de San Martín en Ayacucho ha generado un nuevo entuerto al Descentralizado. Los argumentos normativos amparan a ambas partes y la estrategia de salida del embrollo apunta a una solución: que Inti Gas no reclame por el tema.

PROBLEMA DE DEFINICIÓN. El embrollo generado por la no presentación de San Martín en Ayacucho ha desnudado un vacío importante en las bases del Descentralizado, derivado de las particularidades geográficas de nuestro torneo. El artículo 6° señala que es un caso de fuerza mayor aquel causado por la cancelación de un vuelo, cosa que efectivamente ocurrió el sábado en el Aeropuerto Jorge Chávez cuando la San Martín no pudo embarcarse a Ayacucho. No obstante, algunas autoridades vinculadas al partido con Inti Gas, como los árbitros, el comisario y el liquidador de la ADFP tomaron un bus y llegaron al Ciudad de Cumaná para el partido. La San Martín, en cambio, tampoco pudo embarcarse el domingo por la mañana por vía aérea -a pesar de que algunas versiones periodísticas indican que sí salió un vuelo a Ayacucho a primera hora del domingo, cosa que DeChalaca.com no ha podido confirmar aún-, y por eso se acabó quedando en Lima.

El artículo 72° de las bases señala, a su turno, que el club que juegue como visitante ha de encontrarse en la ciudad que le corresponde el día anterior al partido, y si decide viajar el mismo día lo hace bajo su responsabilidad y sin posibilidad de argumentar un caso de fuerza mayor. La situación es compleja, pues la San Martín intentó viajar un día antes y no pudo hacerlo, por lo que sí sería un caso de fuerza mayor; pero se arriesgó a viajar un día después por la misma vía habiendo tenido una opción alternativa, por lo cual podría haber incumplido el artículo 72°. Una nueva contradicción asoma si se considera que las reglas facultan que un partido postergado por causas de fuerza mayor se juegue un día después, es decir, este lunes; pero nuevamente hay una contradicción con las bases en el artículo 14°, que señalan que un equipo que tiene un partido por un torneo internacional en territorio peruano no puede ser programado por el Descentralizado ni 48 horas antes ni 48 horas después.

EL PECADO SANTO. La San Martín, ha, decididamente, cometido un error mayúsculo al arriesgar su viaje a Ayacucho por la vía aérea luego de la primera cancelación, dado que, como es sabido, tiene ya un walk over acumulado de la primera fecha en Arequipa -cuando la huelga de futbolistas- y esto podría generarle uno segundo y por ende, según el artículo 83°, estaría confinado al descenso automático. Pero más grave aún es que el cuadro albo no haya, al menos, dejado traslucir de manera clara y pomposa sus esfuerzos por jugar el partido; su poca exposición mediática desde el sábado ha preocupado y también dejado la peligrosa sensación de que su interés por llegar a Ayacucho no era muy grande. En esa línea, otra preocupante falla estratégica alba ha sido no resolver primero el tema con Inti Gas: si los ayacuchanos son los principales afectados por el tema, ¿no habría sido mejor tener primero un acuerdo con ellos para evitar complicaciones?

STRICTU SENSU. Así las cosas, en estricto, y como bien ha afirmado el gerente de la ADFP, Enrique de La Rosa, durante la mañana del lunes, el tema tiene que ir a la Comisión de Justicia apenas Inti Gas presente el reclamo. Luego de eso, el tema neurálgico será determinar si San Martín puede demostrar, documentadamente, que la posibilidad de viajar escapó de sus manos. De eso dependerá que se admita la definición de fuerza mayor o no, y por ende que se sancionen el walk over y un eventual descenso en mesa. Pero las cosas no son tan simples cómo eso, porque los interesados son demasiados.

LAS PRESIONES. El gran problema para los santos es que las presiones externas involucradas son demasiadas. Por un lado, están los clubes que tienen problemas con el descenso: Boys, Alianza y Cienciano, en primera línea, tienen intereses naturales de que San Martín pueda bajar y así, con Cobresol deshauciado, zafar de la baja; eso, en estricto, es legítimo. Por otro lado, todos quienes tienen revanchas pendientes de febrero con los albos por su postura en el tiempo de la huelga hoy les pasan factura y exigen que las reglas que los condenan se cumplan; lo último también es legítimo, aunque la motivación resulte enojosa. Por lo tanto, San Martín acá no está litigando en mesa con Inti Gas, sino con todos los que tienen motivos para azuzar a Inti Gas.

EL GRAN RIESGO. San Martín no es un club cualquiera en el fútbol peruano: es el que se ha comido la batalla contra la informalidad y el fútbol chicha. Hoy, obviamente, está pasando por el trance de sufrir la hiel de su propio discurso: estamos en un país donde todos los que siempre se equivocan aprovechan el mínimo error del que nunca se equivoca para sacárselo en cara, y eso es algo de toda la vida. Por eso es una situación altamente riesgosa: porque cumplir las reglas puede implicar que los que nunca quisieron cumplirlas acaben logrando lo que querían en febrero, que es ver a San Martín fuera de la élite. Eso ha quedado clarísimo visto el odio y rencor que muchísima gente tiene por el cuadro albo, de manera gratuita en muchos casos, en redes sociales y demás, por lo que un descenso santo en mesa acabaría empoderándolos, cosa que es muy peligrosa. Sin embargo, si se quiere ser coherente, no queda otra que cumplir las reglas, y por tanto la estrategia de salida del problema debe hacerse en ese marco.

LA ESTRATEGIA DE SALIDA. Quiérase o no, hoy quien tiene el control de la situación es Inti Gas. El cuadro ayacuchano puede reclamar y dar curso a un pesado litigio o, por el contrario, desistir de hacerlo y reprogramar el partido. ¿Tiene Inti Gas un interés deportivo respecto de la posición de San Martín más allá de ganar tres puntos? En realidad no, porque los albos son tan rivales de los gasíferos por un cupo internacional para 2013 como cualquiera. Por eso, lo que le conviene al fútbol peruano en esta situación es una conciliación, y en este aspecto Rofilio Neyra, presidente y dueño de Inti Gas, tuvo opinión de parte el domingo: vía Radio Atlantis, señaló que a él en particular le parecía que el caso San Martín era comprensible porque se trataba de un club serio. Sin embargo, las redes sociales del cuadro ayacuchano han manejado una postura distinta; la pregunta es por qué.

EL ERROR QUE NO SE DEBE REPETIR. En febrero, San Martín y el Safap, dos entes que han bregado en los últimos años por la formalización del fútbol peruano, se pelearon. Hoy, Inti Gas, un club que con todas las limitaciones propias de su condición novata puedan imprimirle ha hecho las cosas en forma seria en los últimos años, no puede ser visto por los albos otra vez como un adversario. La única forma de resolver este tema es agachar la cabeza y hacer lo que se debió el sábado: llamar a Ayacucho y conseguir la venia del rival. Hacerlo sería un gesto de grandeza del cuadro santo y aceptarlo, otro del elenco gasífero para que el tema no pase a mayores.

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