
Pese a que arribó a Ayacucho con tan solo algunas horas de anticipación, con la intención de no sentir los estragos de la altura, la gente íntima jamás imaginó que al frente se toparía con un equipo ordenado y eficaz que lo pasaría por encima.
Y es que desde los primeros minutos de juego, Inti Gas llegó por bajo y juego aéreo, convirtiendo en figura al arquero George Forsyth, sin embargo, a los 15 minutos de juego, José Mendoza, tras buen centro de tiro libre de Renzo Benavides, le ganó el 'vivo' a una estática defensa blanquiazul y puso el 1-0 para la alegría de la gente ayacuchana que llenó las tribunas del estadio Ciudad de Cumaná.
Con el 1-0 en contra, Alianza despertó de su letargo y, si bien manejó con mayor criterio el balón, careció de profundidad y eficacia en el remate final. Ni Sánchez, ni Velásquez ni el propio Montaño estuvieron finos y eso facilitó la labor de una ordenada defensa local. A ello habría que decir que los laterales muy poco se proyectaron y el trío -llámese Jayo, Ciurlizza y de la Haza- en la primera línea de la volante nunca funcionó.
Para el segundo tiempo, Inti Gas hacía lo suyo: desbordes por los costados -Reaños jugó un buen partido-, pierna fuerte y pases acertados en el mediocampo y buscar las escapadas de Benavides y Leyva. Ese libreto era repetido y las jugadas de peligro en el área íntima ocurrían una y otra vez y, precisamente, en una de ellas José Mendoza, como un calco del primer gol, aprovechó las desinteligencias para la marca de una pésima defensa íntima y puso el 2-0 justo y claro.
Inti Gas le sacaba provecho a su mejor juego colectivo e individual, pero llegaría más: Renzo Reaños, de excelente remate de tiro libre, puso el tercero en la calurosa tarde ayacuchana, aunque el defensa prefirió no festejar por su pasado blanquiazul.
Dos minutos más tarde, la impotencia le ganó al argentino Leandro Fleitas, quien se fue expulsado a los 67 minutos de juego.Lo que sucedió después en el partido fue de mero trámite.
Inti Gas rotaba el balón para cuidar el marcador, mientras que se vio a un Alianza desordenado, carente de ideas y angustiado por descontar. Al final el marcador nadie más lo movería.
La gente íntima llegó a Ayacucho casi sobre la hora por el temor de la altura, pero jamás imaginó toparse con un equipo que lo pasó realmente por encima, aunque ellos dirán, seguramente, que fueron tres goles con pelota parada.
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